La intolerancia a la lactosa se distingue por diferentes etapas, siendo estas:
Primaria
Es el tipo más común, quienes la desarrollan comienzan la vida produciendo suficiente lactasa. Conforme los niños reemplazan la leche por otros alimentos, su producción de lactasa disminuye, pero suele ser suficiente para digerir la cantidad de productos lácteos presentes en una dieta típica de adultos.
Secundaria
Se produce cuando el intestino delgado disminuye la producción de lactasa después de una enfermedad, lesión o cirugía que afecte a dicho órgano. El tratamiento podría restaurar los niveles de lactasa y mejorar los signos y síntomas, aunque puede llevar tiempo.
Congénita o del desarrollo
Con poca frecuencia, este trastorno se transmite de una generación a otra, en un patrón de herencia llamado “autosómico recesivo”, lo que significa que tanto la madre como el padre deben transmitir la misma variante genética para que un niño padezca esta afección.
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